Un par de grados más


Buenas noches a todos.

Con motivo de la reunión de las partes que tiene lugar en Marrakech (COP22) y la ratificación en tiempo record del Acuerdo de París, hoy quería comentar un poco cual es la situación actual en las posiciones sobre el cambio climático.

Vamos a empezar por las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI en adelante). En España, según he ido leyendo, se ha medido un aumento bastante significativo en las emisiones de CO2 desde el año 1990 hasta el 2014 de un 16%.

Hace bien poco nos encontramos con una situación ya familiar en la capital. Se trata de las restricciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Madrid por el alto nivel de Dióxido de Nitrógeno (NO2). Muchas quejas hubo entonces por parte de los vecinos y trabajadores de la capital, pero, en realidad ¿sabemos a lo que nos enfrentamos?.

Pues bien, el NO2 es un gas muy tóxico, que tiene su origen en los procesos de combustión de vehículos y con una vida media en el aire muy corta, del orden de unos pocos días. El NO2 afecta al sistema respiratorio y puede provocar daño en los pulmones en exposiciones a altos niveles a corto plazo.

La Unión Europea puso un límite de 200 microgramos/m3 en 18 horas anuales. En la ciudad de Madrid se han llegado en las últimas semanas a límites de 79 microgramos/m3 en el aire, lejos aún de lo que marca la UE pero aún así muy nocivo a estas concentraciones.




Otro de los problemas que nos encontramos es el ozono. La mayoría de la gente pensará en una contradicción, "si la capa de ozono es beneficiosa, por qué el ozono supone un problema". Bien distingamos entre ozono estratosférico (capa de ozono que actúa a modo de filtro para la radiación ultravioleta procedente del sol) y ozono troposférico, que es un tipo de ozono formado en la troposfera (donde se encuentra el aire que respiramos) y provoca serios problemas para nuestro sistema respiratorio, del mismo modo que los NOx.
En su caso nos encontramos con un valor límite establecido de 240 microgramos/m3. El ozono es más propenso a concentrarse en verano y durante el presente 2016, según datos oficiales del Ayuntamiento de Madrid en las estaciones de medida no se ha superado el umbral de 95 microgramos/m3, salvo en la estación de la casa de campo.

Por último, y más importante, el ya conocido CO2, emitido por personas, animales y procesos biológicos de respiración, y por procesos antrópicos como es la combustión de vehículos a motor. Este año se ha llegado a rebasar la marca histórica de las 400 ppm en varias ocasiones, lo cual quiere decir que la emisión no solo no se ha detenido ni rebajado, si no que ha aumentado.
Los problemas para el clima terrestres son muy obvios, pues es un gas que captura la radiación infrarroja que emite la superficie de la tierra y provoca un aumento de la temperatura a escala global. Además es un gas muy persistente en la atmósfera y aún más en los océanos, siendo estos sumideros para el CO2.

Otros gases y partículas en menor concentración pero no por ello menos importantes son el vapor de agua, el metano (CH4) y las partículas en suspensión. Un apunte debe ser que el CH4 aún estando en menor concentración en la atmósfera es unas 23 veces más potente a la hora de captar radiación infrarroja que el CO2, lo cual indica que por cada molécula de CH4 presente puede captar la misma energía infrarroja que 23 de CO2.

Todos estos GEI, contribuyen de manera muy efectiva a un aumento de la temperatura ya no sólo local si no global. Con las consecuencias para nuestra existencia, y las de las demás especies que viven en el planeta, que esto conlleva.
Actualmente se está celebrando en Marrakech la COP22 citada al comienzo de este mismo post, en el cuál se intentaran poner de acuerdo los países para poner en marcha los diferentes planes para paliar el cambio climático, además de lo dispuesto en el Acuerdo de París, que vió la luz por primera vez hace a penas un año en la COP21 y que entró en vigor hace unos pocos días.
Los datos de concentraciones, así como sus gráficos correspondientes, han sido obtenidos de la página http://www.mambiente.munimadrid.es/sica/scripts/index.php donde se pueden ver con claridad todo tipo de concentraciones medidas en las diferentes estaciones.
Viendo e interprentando los gráficos, nos damos cuenta de la gravedad del asunto. Nuestra masiva ambición por seguir con el modelo de vida actual, nos está llevando a un declive climático que va más allá de los conocimientos actuales y muy pronto, si no hemos llegado ya, rebasaremos el punto de no retorno en el cual no habrá muchas posibilidades de mitigar el impacto ambiental provocado por nuestro egoísta modo de vida.

Los datos aportados son solo de una ciudad, si cogieramos los datos de un continente o a escala global seríamos aún más conscientes de lo que realmente estamos provocando (sequías extremas, lluvias torrenciales, desertificación, deforestación, emisiones masivas de GEI...).

Solo tenemos un planeta, si lo destruimos por satisfacer nuestra mundana ambición, de verdad os digo que no quedará más que las cenizas de lo que un día fuimos y lo que con tan poco esfuerzo destruimos.

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