AGRICULTURA INTENSIVA, DEGRADACIÓN PROGRESIVA

Todos sabemos lo importante que es para nosotros disponer de alimentos frescos en cada momento: frutas, verduras y hortalizas son consumidas diariamente por millones de personas en el mundo sin saber, o más bien sin querer saber cómo se producen, en qué condiciones y cual es su impacto en el ecosistema del que proviene.

Un ejemplo patente es el del olivar intensivo de Vera (Almería). En este paraje natural situado en el Paraje Natural de Karst en Yesos de Sorbas, siendo un lugar único en el mundo y que, poco a poco va desapareciendo a consecuencia de la sobreexplotación de su acuífero.
Diversos estudios han recalcado que la bajada del caudal no se debe a la frecuencia (baja) de lluvias de la zona, si no a la propia sobreexplotación por parte de los cultivos intensivos de olivo que se nutren de las aguas del acuífero que alimenta al río, y que ha hecho bajar el caudal hasta mínimos historicos. Hecho que hace que las estimaciones que se calculan estimen que en un tiempo de entre 5-10 años el río podría desaparecer, y como consecuencia también el ecosistema que alimenta.

Otro ejemplo que late con fuerza en la actualidad es el cultivo ilegal de fresón en el Parque Nacional de Doñana. Con un grave impacto sobre la disponibilidad de agua para abastecer a los humedales, estos cultivos se estiman que un  50% son ilegales.
La fragilidad que posee este Parque Nacional, sumada a la falta de sensatez de las personas que quieren enriquecerse a toda costa hacen que la producción de fresón en la zona declarada del Parque, afecte de manera directa y decisiva a
su mantenimiento y conservación.

Esto son dos ejemplos de los muchos que hay en España y que se puede encontrar información en cualquier sitio web que visitemos.

Es importante a la hora de hacer nuestra compra, que podamos o intentemos cerciorarnos de la procedencia y de la forma de producción de ese producto, pues si detectamos la presencia en el mercado de algún alimento que está siendo producido de manera, quizás no ilegal (como en el caso de los olivares, según la Junta de Andalucía) pero sí dañina para los ecosistemas de donde procede, se puede optar por otros en los cuales nos aseguremos que no producen ningún transtorno en el medio ambiente más allá de su propia producción.
Es un método sencillo de evitar que se sigan perdiendo terrenos naturales, simplemente por la avaricia de unos pocos y el desconocimiento de muchos.

El medio ambiente es de todos, y todos tenemos el derecho y el deber de cuidarlo y mantenerlo así como de disfrutarlo.

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